La Loba Solitaria

Naiara Fae. Ese es un nombre que tendría que significar mucho para mí y sin embargo significa muy poco. Un recuerdo. Solo eso. Uno que duele. Uno que desde hace muchos años vivía tranquilamente enterrado en algún lugar de mi cabeza. No debería haberme acercado a esa cabaña. No debería haberlo hecho porque era consciente de que había el rastro de un macho allí. Pero la fiebre y el cansancio pudieron conmigo. James Pearson, guardabosques de profesión y hombre-lobo en sus ratos libres, sabe que alguien lleva un par de días rondando por el perímetro de la manada. Una hembra. Una loba solitaria. Eso por definición no puede ser algo bueno, aunque tiene la esperanza de que esté solo de paso. Que no interfiera en la tranquilidad y la seguridad que se ha establecido en Dóen. Pero cuando encuentra a una loba enferma y asustada que pese a todo parece dispuesta a enfrentarse a él y al mundo entero si es necesario, sus lealtades van a verse comprometidas porque su lobo tiene muy claro que incluso siendo rebelde y peligrosa, quiera hacerla suya.